El Bullying Más Difícil de Detectar: El Silencioso Poder del Acoso Psicológico

Por Steven Josué Gutiérrez Hernández Especialista en prevención del bullying y cultura de paz

El Bullying Más Difícil de Detectar

El fenómeno del bullying ha sido ampliamente estudiado en las últimas décadas, pero no todos los tipos de acoso escolar reciben la misma atención ni son igualmente fáciles de identificar. Mientras el bullying físico o verbal deja huellas visibles e inmediatas, el bullying psicológico o relacional —también conocido como acoso emocional— suele operar de forma silenciosa, soterrada y altamente destructiva, convirtiéndose en el tipo de violencia escolar más difícil de detectar, tanto por parte de los docentes como por las familias.

¿Qué es el bullying psicológico o relacional?

Según Dan Olweus, uno de los principales expertos internacionales en acoso escolar, el bullying psicológico se refiere a “todas aquellas conductas que buscan dañar la autoestima de una persona, su sentido de pertenencia o su posición social dentro del grupo” (Olweus, 1993).

A diferencia del bullying físico, este tipo de acoso no necesita contacto directo: puede manifestarse mediante la exclusión sistemática, la difusión de rumores, el aislamiento social, las miradas despectivas, el chantaje emocional o la manipulación de relaciones. La víctima suele ser marginada de forma continua por sus pares, generando un daño emocional profundo y sostenido.

¿Por qué es tan difícil de detectar?

Expertos como Rosalind Wiseman, autora del libro Queen Bees and Wannabes (2002), explican que este tipo de bullying es más común entre adolescentes, especialmente en contextos donde las relaciones sociales y el estatus grupal tienen un peso determinante. “El bullying relacional se esconde detrás de interacciones aparentemente triviales. Puede darse a través de silencios, exclusiones sutiles o comentarios disfrazados de humor”, sostiene Wiseman.

Su detección resulta compleja por varias razones:

• Falta de evidencia física o directa: No hay golpes ni insultos explícitos, lo que impide que padres o docentes lo noten fácilmente.

• Normalización de ciertas dinámicas sociales: Comentarios como “no es para tanto” o “así son los adolescentes” refuerzan el silencio.

• Temor de la víctima a no ser creída: Quien sufre este tipo de acoso suele sentir vergüenza o duda de si está exagerando.

• Alta sofisticación emocional de los agresores: En muchos casos, el victimario utiliza habilidades sociales para manipular y esconder sus acciones.

Consecuencias psicológicas devastadoras

La psicóloga española María José Díaz-Aguado, especialista en convivencia escolar, advierte que el bullying psicológico puede tener un impacto mayor que el físico: “El dolor emocional, la destrucción del autoconcepto y el aislamiento pueden generar cuadros de ansiedad, depresión y conductas autodestructivas en los jóvenes” (El País, 2019).

La American Psychological Association (APA) ha documentado que los estudiantes que sufren bullying relacional tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos depresivos, somatizaciones, bajo rendimiento académico y pensamientos de abandono escolar (APA, 2016).

Casos invisibles: cuando el silencio grita

Uno de los elementos más preocupantes del bullying psicológico es que puede prolongarse durante años sin que nadie intervenga. En muchos casos, los estudiantes no acuden a pedir ayuda por miedo a ser revictimizados o por sentir que su sufrimiento no es válido si no hay agresiones físicas.

“Durante dos años, nadie se sentaba conmigo en el almuerzo. No me hablaban. Me hacían sentir que no existía. Nunca me golpearon, pero yo lloraba todos los días en casa. Mis notas bajaron. Me sentía un fantasma”, relata Mariana, una estudiante de secundaria entrevistada en un estudio de la Fundación ANAR (España, 2020).

¿Qué dicen los estudios y la jurisprudencia?

Un estudio longitudinal del Journal of Adolescence (2017) encontró que el bullying relacional tiene un efecto más persistente en la salud mental a largo plazo que el acoso físico o verbal. Otro informe de Save the Children (2022) identificó que solo el 11% de los casos de bullying relacional son denunciados en comparación con el 36% del bullying físico.

A nivel legal, algunos países han empezado a reconocer esta forma de violencia. La Corte Constitucional Colombiana, en la sentencia T-560 de 2014, reconoció expresamente el daño producido por la exclusión sistemática y la manipulación emocional en entornos escolares, afirmando que “las formas de violencia invisibilizadas deben recibir la misma protección y atención que las agresiones físicas”.

¿Qué pueden hacer las instituciones?

La detección del bullying psicológico requiere una formación especializada del personal educativo, así como la implementación de programas de convivencia que promuevan la empatía, la inclusión y la resolución pacífica de conflictos. Es fundamental:

• Capacitar a los docentes en señales tempranas de aislamiento o manipulación social.

• Incluir en las evaluaciones psicosociales preguntas específicas sobre relaciones entre pares.

• Establecer canales confidenciales de denuncia accesibles a los estudiantes.

• Fomentar la cultura del respeto, con campañas que visibilicen las distintas formas de acoso.

El bullying psicológico o relacional es el más difícil de detectar porque no deja moretones, pero sí cicatrices profundas. Requiere una mirada sensible, capacitada y atenta a los matices del dolor emocional que se esconde en el silencio de las víctimas. Visibilizarlo es el primer paso para prevenirlo, y prevenirlo es una responsabilidad ética de toda sociedad que aspire a una cultura de paz.

Bibliografía

• Olweus, D. (1993). Bullying at School: What We Know and What We Can Do. Blackwell Publishing.

• Wiseman, R. (2002). Queen Bees and Wannabes. Crown Publishing Group.

• APA (2016). Bullying: Effects on health and academic performance. American Psychological Association.

• Fundación ANAR (2020). Informe sobre acoso escolar en España.

• Save the Children (2022). Yo a eso no juego: Bullying y ciberbullying en la infancia y adolescencia.

• Journal of Adolescence (2017). Longitudinal impact of relational bullying on adolescent mental health.

• Corte Constitucional de Colombia. Sentencia T-560 de 2014.