Acoso escolar a través de las nuevas tecnologías
- 17 abr 2024
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Actualizado: 14 jul 2024
El ciberacoso provoca más depresión en niños y adolescentes que el ataque cara a cara.
Acoso escolar a través de las nuevas tecnologías. El acoso escolar o bullying es uno de los grandes riesgos para la salud psicológica de niños y adolescentes. Es una situación de violencia constante, física o psicológica, llevada a cabo por un escolar o un grupo de escolares contra otro alumno que no puede defenderse. Es una forma de maltrato que, según algunos estudios, afecta aproximadamente a uno de cada cuatro escolares en Costa Rica.

Las formas de ciberacoso son tan variadas como las posibilidades que permiten las nuevas tecnologías. A menudo, se repite la fórmula que se lleva a cabo cara a cara: los acosadores insultan a la víctima por correo electrónico, como también hacen en persona. Otras formas de ataque consisten en hacer montajes de vídeo donde se difama a la víctima, crear páginas web donde se puntúa a los compañeros de clase «más tontos», usurpar su identidad para hacerles quedar mal de alguna forma o realizar llamadas amenazantes al teléfono móvil.
Los efectos psicológicos son los mismos que los de la agresión «tradicional»: aislamiento social, depresión, baja autoestima, disminución del bienestar psicológico, descenso del rendimiento académico, rechazo de la vida escolar… Pero según un estudio desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. y publicado en el ‘Journal of Adolescent Health’, cuando este asedio se sufre a través de las nuevas tecnologías, el riesgo de depresión es mayor. Como señala Ronald J. Iannotti, uno de los responsables de la citada investigación, «las víctimas pueden ser más propensas a sentirse aisladas, deshumanizadas o desamparadas en el momento del ataque».
En ocasiones, el bullying cara a cara desemboca en ciberacoso. Y muchos escolares sufren ambos tipos. El problema del «ciberbullying» es que a los escolares les resulta muy difícil protegerse de él porque deberían dejar de usar las redes sociales, el correo electrónico o el móvil. Son las herramientas que emplean los ciberacosadores y que tan necesarias y habituales resultan hoy en día.
En función del tipo de agresión cibernética (un vídeo en el que se graba a la víctima mientras le insultan, un correo electrónico amenazador, un mensaje vejatorio en una red social), el daño psicológico varía. Para Mora-Merchán, depende de cada persona, «pero lo que a menudo supone un mayor perjuicio son las formas relacionadas con la imagen y las de mayor repercusión social». Un correo electrónico privado puede ser duro y amenazador, pero un vídeo colgado en Internet lo pueden ver miles de personas. «Es una ataque psicológico muy lesivo.
El 50% de las víctimas de «ciberbullying» conoce a sus agresores, aunque las nuevas tecnologías permiten a los acosadores realizar sus agresiones psicológicas y salvaguardar su anonimato, siempre que quieran. Muchos de ellos saben que la verdadera tortura es decirle a sus víctimas: ¿Sabes quién soy?. Es una forma de saborear el poder. En otras ocasiones, no quieren darse a conocer por miedo a las posibles represalias. Así juegan con el terror de sus víctimas.
PREVENIR Y DETECTAR EL CIBERACOSO
El bullying a través de las nuevas tecnologías puede ser más invisible para los progenitores que el realizado cara a cara. Un mensaje de texto a través del móvil, insultos en una red social, un correo electrónico con burlas… Los escolares utilizan con frecuencia estas nuevas tecnologías sin la presencia o la supervisión continua de los padres. Por este motivo, “hay que hacerse partícipe de la vida de los hijos en Internet”.
Internet, el móvil o las redes sociales, entre otras, son tecnologías imprescindibles hoy en día para la formación, la comunicación y el entretenimiento de los estudiantes. “No hay que censurarles, todo lo contrario. Pero ayuda situar el ordenador en una zona común de la casa, como el comedor. Ayuda hablar de qué buscan y hacen los hijos en Internet. Debe formar parte de las conversaciones familiares, como se charla sobre las notas o las actividades deportivas”.
Los hijos deben sentir que pueden confiar en los padres. “Muchos chicos dirían a sus padres que sufren ciberacoso, pero tienen miedo de que les quiten la conexión a Internet. No hay que culparles ni penalizarles”. Algunos síntomas de que un escolar atraviesa esta situación son: si interrumpe o modifica de forma extraña el uso de las nuevas tecnologías, si intenta contactar con desconocidos a través de Internet, si sufre cambios de humor o si tiene problemas en su rendimiento académico. Éstas son pistas de que algo pasa, el consejo más importante es “una buena comunicación entre padres e hijos”.
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